A una cuadra de la Jefatura de Policía, a una cuadra de la
Intendencia de Montevideo, por la calle San José, mientras me dirigía a la
parada de la esquina, a lo lejos, observe un OTTNI (objeto tirado todavía no
identificado).
Ya
estando a pocos metros pude darme cuenta que se trataba de una
persona, no parecía ser una de esas que duermen todas las noches en la
calle, sino como que se había desmayado. Llevaba varias bolsas consigo,
que estaban en el piso también. Lo que más me llamó
la atención fue la manera en la que estaba acostada, atravesando la
vereda, totalmente
perpendicular al cordón, dejando muy poco lugar para pasar.
Para la gente que circulaba por ahí y para todos los que estaban
en la parada de la esquina, era solamente un estorbo. La evitaban, ni siquiera
se animaban a mirarla, menos a hablarle.
Era algo que yo no pude, ni puedo, ni voy a poder concebir nunca.
Lo primero que hice fue tocarla, necesitaba saber si estaba bien. Entredormida me
contestó que sí y volvió mi tranquilidad, pero yo seguía sintiéndome inútil. Fui a la parada, que
estaba a pocos metros, pero no podía dejar de pensar en ella. De las siete
"personas" que esperaban su ómnibus en la parada solo una humana, al
darse cuenta de la situación, me preguntó si la señora estaba bien.
Empecé a escuchar a las personas que pasaban por ahí, necesitaba
saber qué decían, qué pensaban. Una joven le preguntó a otro que la acompañaba:
¿y esta vieja? A los que hacen ese tipo de comentarios los ubico en la categoría
cactus, sin sentimientos.
Al parecer, la señora estaba desde esa mañana acostada en el mismo
lugar. Estuvieron llamando a la policía (hay que aclarar que están ENFRENTE),
pero no pudieron hacer nada. Al parecer la idea era dejarla ahí, sin que
comiera ni tomara nada, que pasara frío y sufriera, hasta que fuera necesario
llevarla al hospital.
Es increíble que el hombre sea tan insensible que no le mueva ni
un pelo ver a una persona anciana, tirada en la calle, de noche y que no se le
ocurra ni siquiera tocarla para ver si está bien. Cada uno vive en su burbuja, de trabajo, estudio o lo que sea.
Pero en esa burbuja no entra ni la preocupación por los demás, ni la
solidaridad. ¿Qué estamos esperando que pase para cambiar? Deberíamos seguir el ejemplo de estos ciudadanos noruegos...
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